¿Qué? Ah, hola, ahí están. No se imaginan la sorpresa que me dio recibir este encargo. Después de pasarme tres años de carrera fotografiando a súper modelos y artistas pop modernos, he sido enviado a Inglaterra, afuera de lo que podría ser el convento cumbre de la civilización moderna.
Ya sé lo que están pensando. Podrán encontrar extraño que un fotógrafo de celebridades clandestino, o “paparazzi” como dicen en la jerga callejera, se fascine tanto por el teatro, una disciplina que requiere práctica, paciencia, y puntualidad (las que yo llamo las tres “P” del entretenimiento). Pero les confesaré algo: desde niño siempre quise ser actor de teatro. Mi sueño era estar en la tarima, actuando un papel de Shakespeare, sujetando cráneos y monologando. Pero mi papá no paraba de decirme, “Ay, no, hijo, los actores mueren de hambre. Busca algo que pague bien, ponte a estudiar alguna ingeniería o medicina o algo.” Por más que buscaba, no encontraba ninguna especialidad en la que cumpliera los requisitos. Finalmente me rendí en tratar de ser algo “honesto” como un doctor o un banquero. Este trabajo es todo lo que conseguí. Súper sencillo. Nada más que una cámara, habilidades del disfraz, y ganas de meterse en la vida de los demás. ¿Qué podría salir mal? Pero a veces, no dejo de arrepentirme de mi decisión de escuchar a mi papá. Y pensar que ahora mismo podría estar impresionando a los jueces en una audición, para el papel de Hamlet, el papel que siempre quise hacer toda mi vida, pero ahora esa oportunidad se perdió.
***Ilustración: jaredchapman.tumblr.com
Ah, ¿saben quién sí logro ser actor? El fundador de este lugar, nada más ni nada menos que… ¡William Shakespeare! Ya sé que todos ustedes lo reconocen como poeta y dramaturgo, creador de varias obras y el que introdujo más de 30,000 palabras al idioma inglés. Pero ¿sabían que también fue actor? ¡Y uno muy bueno! ¡Podría competir fácilmente con el más pagado de Hollywood! No quiero faltar el respeto a los actores modernos, pero es que Shakespeare no solo escribía y producía sus propias obras, ¡también actuó en algunas de ellas! Usualmente eran papeles secundarios, pero eso era mejor que nada. Para que se den una idea: Interpretó a Duncan, el rey de Macbeth; al fantasma del rey Hamlet; al rey Enrique IV; a Adam en Como Gustéis, y muchos otros más. ¡Dale un personaje, escribe su historia! ¡Dale un papel, se mete de lleno en él! El hombre era increíble.
Pero este es solo uno de los muchos datos curiosos sobre la vida de El Bardo, que probablemente no conocías. Aquí les van otros tres, abróchense los cinturones, por que esto está que arde:
El nombre de Shakespeare es un anagrama. Para quien no lo sepa, un anagrama es una especie de juego, en donde tomas las letras de una palabra y las cambias de lugar para crear una nueva palabra. Siempre saqué puros dieces en idioma, y las cosas que bien se aprenden nunca se olvidan. Y el nombre “William Shakespeare” no es el anagrama de una sola frase, si no de varias frases, en inglés. Estas frases son: “I am a weak speller” (“soy un terrible corrector ortográfico”), “I’ll make a wise phrase” (“haré una frase inteligente”), “Lame Swahili speaker” (“pésimo hablante de Swahili”), y “hear me as I’ll speak” (“escúchame que hablaré”). Con esto en mente, me pregunto si Shakespeare también sacó puros dieces en idioma, pero definitivamente creo que sí, sus aportaciones a la lengua lo confirman.
· Shakespeare fue famoso por tener muchos papeles en el mundo del teatro: Escribía las obras, las producía, y actuaba en ellas. Lo único que no hizo fue...publicarlas. Que las obras del Bardo estén disponibles para el deleite de todos nosotros se lo debemos a dos de sus colegas escritores, los Sres. John Hemminges y Henry Condell. Ellos fueron los encargados de publicar, póstumamente, 36 de las obras, en un compilado, o volumen, bajo el título El Primer Folio. Ahora que recuerdo, en esa época no existían derechos de autor, así que me pregunto qué tan difícil fue para ellos conservar los derechos sin que ¡se copiaran las obras! Ja, creo que ya entiendo por qué han sido adaptadas tanta vez.
He aquí uno no aptos para los de corazón débil. La tumba de Shakespeare...está maldita. ¿Y quién la maldijo?
¡Él mismo! Eso creo yo es lo más escalofriante de todo. ¿Han leído historias sobre las tumba
s de los faraones egipcios, que eran maldecidas para evitar que los ladrones y saqueadores profanaran los cadáveres y robaran los tesoros? ¡Supongo que precisamente por eso el Bardo maldijo su propia tumba, para que no le molestaran mientras descansaba en el más allá! En el cementerio de Stratford-upon-Avon, su pueblo natal y donde fue enterrado, hay un poema grabado en su lápida con el motivo de mantenerla sin profanar o saquear. Unos cuantos valientes, sin embargo, lograron reunir suficiente valor para acercarse a echarle un vistazo a la tumba, se llevaron la bolsa de granos ahí (que aún no se sabe para qué era), y la reemplazaron con...una pluma. ¡Ay, nanita! Me asusta imaginar lo que pudo pasarles a estos “valientes” tras terminar su hazaña.
Pues listo, he aquí 4 datos curiosos del Bardo de Inglaterra que pocos conocían. Fue un justo homenaje a una de las máximas figuras de la literatura universal.
¿Saben? Estar aquí en las escaleras de entrada en el Globo, viendo hacia el escenario, imaginándome una función de Hamlet en tiempo de la Reina Isabel, e imaginando que yo podría estar ahí parado, dando la interpretación de mi vida, me resulta muy atractivo. Pero, por otra parte, si no hubiera aceptado el trabajo de fotógrafo de prensa, jamás podría haber hecho este reportaje. Qué curioso. Supongo que todo en esta vida pasa por una razón, ¿no?
Bueno, como sea, debo terminar mi reportaje y despedirme. Recuerden que el blog de mi jefe, el Sr. Sebastián Díaz, se actualiza todos los días, exceptos los sábados. Estén al pendiente y ¡feliz viernes!
Periodista: Valerio Ochoa, de la revista "Farándula Hoy, Ayer y Siempre"
Muy divertido!