Espero este post te sirva para reflexionar y darte cuenta de lo que es tener una actitud positiva en la vida. A lo largo de la historia, hemos tenido varios ejemplos de personas que han atravesado situaciones por las cuales…nadie querría pasar. Pero eso es parte de su grandeza y parte de lo que les permitió convertirse en precipitadores de cambio.
Quizás la historia no apostó por ellos, pero la única persona que debía hacerlo…eran ellos mismos. Este no es un top, son 10 ejemplos de personajes históricos que lograron convertir aquello que los retenía en aquello que los motivaba, y en el proceso, te enseñan a hacer lo mismo y valorarte como ser humano.
Ludwig van Beethoven (compositor y multi instrumentalista, Sacro Imperio Romano, 1770-1827)
Nacido en una familia de campesinos, empezó a tocar desde muy pequeño, bajo los deseos de su padre, piano y clarinete. Después también aprendió violín de forma autodidacta. No quedaba claro que era un prodigio…pero venía con un costo. Generalmente faltaba a clases y se la pasaba practicando música en su casa, y a veces su papá lo despertaba a la mitad de la noche para que diera conciertos. ¡Uf, cálmese, señor! Aun así, el joven Ludwig aprendió mucho de sus profesores e hizo de la música su aliada. Pudo presentarse en Viena y en varias ciudades importantes.
Pero luego, a los 26 años, ocurrió un suceso que lo dejó marcado. Empezó a quedarse sordo y, a pesar de eso, su fuerte personalidad y su gran talento le permitieron tocar y componer sin necesidad de la audición. Durante este periodo compuso “Claro de Luna” y “Para Elisa”. Y luego de componer y presentar en vivo la Novena Sinfonía con una orquesta completa, ante la ovación de pie del público, el triunfo fue tal para él que empezó a llorar. En palabras de Ludwig, “para una persona con talento y pasión por su trabajo, no existe ninguna barrera.”
Stephen Hawking (astrofísico y divulgador científico, Reino Unido, 1942-2018)
La película La Teoría del Todo relata la historia de este muchacho que, a los 21 años y mientras cursaba la universidad, fue diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad crónica del sistema nervioso que a la larga lo dejó paralizado y le impidió hablar. Sin embargo, esto no le impidió presentar su tesis de doctorado en astrofísica, convertirse en miembro de la Real Sociedad de Londres, y convertirse en el paciente más longevo de esta enfermedad, puesto que falleció 55 años después del diagnóstico. En palabras del propio Hawking, logró hacer de su enfermedad su motivación. “Antes la vida me parecía aburrida. Ahora definitivamente soy más feliz. La perspectiva de morir joven me hizo entender que la vida vale la pena. ¡Hay tantas cosas que se puedan hacer!” Pero en el gran orden de las cosas, y por muy inspiradora que sea esta historia, no es necesaria una enfermedad crónica para vivir cada día como si fuera el último.
Frida Kahlo (pintora, México, 1907-1955)
Uf… ¿por dónde empezamos? Su mamá murió durante el parto de una de sus hermanas; contrajo poliomielitis a los 6 años; y a los 18 estuvo involucrada en un accidente de tranvía que le hizo necesario someterse a 32 operaciones quirúrgicas, varios meses en cama, y además la dejó infértil. Su obra autobiográfica refleja toda una vida de sufrimiento y su lucha por sobrevivir, y ahora esos mismos autorretratos cuestan millones de dólares. La niña practicaba boxeo para defenderse de las burlas de sus compañeros, y una de las más conocidas (pero a la vez trágicas) historias de amor es la suya con el muralista Diego Rivera, quienes chocaban totalmente tanto en estilos como en personalidades. Pero vamos, cuando te presentas en ambulancia y silla de ruedas a la apertura de una galería dedicada a tu propio arte, ¿Qué tan más asombrosa puedes ser?
Miguel de Cervantes Saavedra (novelista y poeta, Imperio Español, 1547-1616)
Lo conocimos a él y a su increíble historia en la sección “Autor Bajo La Lupa”. No logrando evadir el servicio militar obligatorio, perdió su brazo izquierdo, y luego fue hecho preso en Argelia durante cinco años hasta que el rescate fue pagado y pudo concentrarse en su carrera literaria. “El Manco de Lepanto” es el máximo exponente del Siglo de Oro en España, una época durante la cual las ciencias, las letras y las artes llegaron a su máxima expresión en aquel país. Su novela El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha es considerada una obra maestra de la literatura universal. ¡Nada mal para un exsoldado sin brazo!
Theodore Roosevelt (político, escritor, historiador y diplomático, Estados Unidos, 1858-1919)
Fue el 26º presidente de los Estados Unidos, el más joven hasta la fecha, y el primero elegido en el siglo XX. De niño, fue el típico antisocial, amante de los libros, con asma crónico y muchas alergias. Además, su mamá murió a manos de un terrible enemigo de esos años: la fiebre tifoidea. Pero esto no le permitió terminar la universidad con una suma millonaria heredada de su padre. Tras titularse en Historia, comenzó la carrera de Derecho, pero rápidamente se cambió a la política. Gracias a su resiliencia y su personalidad independiente, logró convertirse en miembro de la Comisión Federal en 1886. Después en 1898, destacó su faceta de jefe militar, durante la guerra contra España en la que le fue otorgada en Medalla de Honor. De 1899 a 1901 fue Gobernador de Nueva York, luego vicepresidente de William McKinley durante seis meses, y tras el asesinato de McKinley hizo juramento como presidente. Durante su mandato Roosevelt caracterizó por su fuerte inclinación liberal, introduciendo esfuerzos para eliminar corrupción en el Senado y crear varias empresas dedicadas al comercio, el trabajo, y la preservación natural. A diferencia de sus predecesores fue un “presidente del pueblo” reformando el panorama político con su filosofía de vigor, abstinencia y tenacidad. También ganó el Premio Nobel de la Paz en 1906 por su papel como mediador en la Guerra Rusojaponesa. Uno de los máximos ejemplos de perseverancia.
Leonardo da Vinci (polímata del Renacimiento, Italia, 1452-1519)
El máximo ejemplo de los logros de su época. Leonardo fue un destacado contribuidor a más de 20 disciplinas. Todos lo recordamos como el creador de La Última Cena y La Mona Lisa. Además de artista, fue también ingeniero, inventor, filósofo, arquitecto, poeta, matemático, y mucho más, con una mente adelantada a su época. Pero a pesar de ser un “súperhombre”, tenía una ortografía caótica y nunca aprendió latín, que era la base de la educación universal de aquellos tiempos. Pero eso no le impidió regentar una taberna junto a Botticelli, inventar una ballesta y un puente plegable, diseñar prototipos del submarino, el tanque de guerra, y el automóvil 400 años antes, y a estudiar a fondo la anatomía humana. ¡Vaya, sin duda este hombre tenía todo el tiempo del mundo!
Amelia Earhart (aviadora, Estados Unidos, 1897-1937)
Su padre empezó a sufrir financieramente y se convirtió en un alcohólico. A pesar del prejuicio de época de que las mujeres no podían ser aviadoras, Amelia no se rindió. Una piloto pionera, Neta Snook, fue su instructora privada de aviación. Se destacó por sus increíbles marcas e intentó el primer viaje aéreo internacional a través de la línea ecuatorial. En medio de una noche tormentosa, su aeronave se perdió y tras una búsqueda poco exitosa, murió en medio del Océano Pacífico, enferma y cansada, a un mes de cumplir los 40 años. Pero en el proceso, se convirtió en un ícono feminista.
Steve Jobs (empresario y filántropo, Estados Unidos, 1955-2011)
Fundador de Apple, Inc., conocido entre otras cosas por su carácter innovativo, soñador, y humanitario…y también por sus problemas de ego y temperamento y su poca tolerancia por los errores humanos. Jobs fue echado… ¡de su propia compañía! 10 años después de haberla fundado. Lo cual es entendible porque, según sus empleados y la junta directiva, era difícil trabajar con él. Sin embargo, en una movida magistral, fundó otro proyecto llamado NExT y, sorpresa, a poco tiempo fue adquirida por Apple. Y en el proceso, compró parte de las acciones de la compañía de Steven Spielberg, Amblin Entertainment. Esas acciones se convirtieron en la compañía Pixar. Y el resto es historia de animación por computadora.
9: Albert Einstein (físico, 1879-1955)
Su nombre es sinónimo de genio, pero el brillante físico la tuvo bien liada. No empezó a hablar hasta los 3 años y a leer hasta los 7, lo que preocupaba a sus padres, quienes creían que tenía un retraso mental. En la escuela se destacó por sus excelentes notas y su gran inteligencia, pero también por su individualismo y rechazo por la autoridad. Todos los profesores le tenían manía y cuando se graduó del instituto en 1900, recibió menos que brillantes recomendaciones. Le tomó 9 años conseguir un puesto en el campo académico tras haberse titulado. Mientras tanto, viajó por toda Europa, se casó con su compañera de la universidad, tuvo dos hijos, y publicó su famosa Teoría de la Relatividad, la ecuación científica más conocida del mundo que revolucionó la ciencia moderna. En 1909 por fin se le otorgó su cátedra.
10: Michael Jordan (baloncestista y filántropo, Estados Unidos, 1963-)
Fue rechazado para el equipo de basquetbol de su preparatoria por ser “demasiado corto”. Tomando en cuenta estas palabras, logró crecer 10 centímetros de altura tras un riguroso régimen de dieta y ejercicio; además de aplicar para otro equipo, en el cual fue aceptado, y rápidamente se convirtió en el jugador estrella de dicho equipo; y finalmente logró comenzar su carrera profesional en 1984 a través de la motivación de su coach universitario. En palabras del gran deportista y humanitario, “sé que el miedo es un detractor para algunas personas, pero para mí es una ilusión. Nunca me he fijado en las consecuencias de perder una gran oportunidad…cuando piensas en las consecuencias solo obtienes resultados negativos.”
Ahora me gustaría oír de ti. ¿Cuándo fue la última vez que te enfrentaste a un episodio de incertidumbre y duda que casi te hizo tirar la toalla? ¿Qué te hizo cambiar de opinión? ¿Cómo superaste ese episodio y qué aprendiste de él?
Como siempre, es un placer leerte.